martes, 16 de junio de 2020

JOSÉ ÁNGEL VALENTE

SERAN CENIZA

Cruzo un desierto y su secreta
 desolación sin nombre.
 El corazón
 tiene la sequedad de la piedra
 y los estallidos nocturnos
 de su materia o de su nada.

Hay una luz remota, sin embargo,
 y sé que no estoy solo;
 aunque después de tanto y tanto no haya
 ni un solo pensamiento
 capaz contra la muerte,
no estoy solo.

Toco esta mano al fin que comparte mi vida
 y en ella me confirmo
 y tiento cuanto amo,
 lo levanto hacia el cielo
 y aunque sea ceniza lo proclamo: ceniza.

Aunque sea ceniza cuanto tengo hasta ahora,
 cuanto se me ha tendido a modo de esperanza.

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