miércoles, 29 de abril de 2009

BLACKBERRY BOY

viernes, 24 de abril de 2009

MANUEL MACHADO

Veinte mil corazones
laten en un silenci
claro y caliente. Brindis.
Suenan con golpe seco
las banderillas mustias
en el lomo del toro, y a su cuello
la roja sangre tibia
hace un foulard soberbio.
De un lado, por debajo
del rojo trapo en que su furia engríe,
el toro surge, alzando
remolinos de arena.
De otro lado sonríe una cara morena.
O bien, en los tres tiempos
del pase natural, tendiendo el brazo
guarnecido de oro,
la clásica elegancia
con seriedad ejerce y arrogancia.
¡Fué, pudo ser! Los alamares de oro
rozaron con el asta ensangrentada.
En la arena tendido, yace el toro,
y de pie, sonriendo, está el espada.
Veinte mil voces -una- gritan locas.
La inesperada acometida ha hecho
del elegante paso
un revuelo confuso, y allá junto
de la barrera hay algo
indiscernible. Enfrente
se ven rostros de espanto.
Y, entre manchas de grana
y reflejos metálicos,
el toro, revolviéndose,
alza en los cuernos un pelele trágico.

martes, 21 de abril de 2009

AS DE TREBOL

viernes, 17 de abril de 2009

MIGUEL HERNANDEZ

ACEITUNEROS

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién
amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa de sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de las lomas.

miércoles, 15 de abril de 2009

APAA

martes, 14 de abril de 2009

RAFAEL ALBERTI

(VERANO)

Sal tú, bebiendo campos y ciudades,
en largo ciervo de agua convertido,
hacia el mar de las albas claridades,
del martín-pescador mecido nido;
que yo saldré a esperarte amortecido,
hecho junco, a las altas soledades
herido por el aire y requerido
por tu voz, sola entre las tempestades.
Deja que escriba, débil junco frío,
mi nombre en esas aguas corredoras,
que el viento llama, solitario, río.
Disuelto ya en tu nieve el nombre mío,
vuélvete a tus montañas trepadoras
ciervo de espuma, rey del monterío.

viernes, 10 de abril de 2009

MADRUGAR

martes, 7 de abril de 2009

PEDOR CALDERON DE LA BARCA

AFORISMOS, final

- El neutral nunca es bueno para amigo ni enemigo.
- El hacer paces también suele ser triunfos de guerra.
- Una cosa es noticia, otra experiencia.
- ¿Qué pena, con buena o mala ocasión, no se alivia si se cuenta?
- Es consuelo del triste la asociedad del ahogo.
- Aborrecer siendo amado es una ruindad indigna; amar, siendo aborrecido, grandisima bobería.
- Siempre hay más que oír pues siempre hay más que saber.
- Es mordaza al hablar el lazo del sentir.
- Celos, aun del aire matan.
- Un mismo tiempo pierden el desdichado que vela y el venturoso que duerme.
- Duplica el obligar quien corta el agradecer.
- No aplicado, de nada sirve el saber.
- Es gran principio de amar, estar uno a amar dispuesto.
- Donde todos mandan nadie obedece.
- No está el triunfo en adquirir, tanto como en mantener lo adquirido.
- Tomó mejor venganza quien no se vengó pudiendo.
- A la locura es tal vez el complacerla cierto género de cura.

lunes, 6 de abril de 2009

LOURIVAL

viernes, 3 de abril de 2009

MANUEL MACHADO

Ágil, solo, alegre,
sin perder la línea
sin màs que la gracia
contra la ira,
andando,
marcando,
ritmando
un viaje especial de esbeltez y osadía,
llega, cuadra, para
los brazos alzando,
y, allá por encima
de las astas, que buscan el pecho,
las dos banderillas,
milagrosamente
clavando, se esquiva
ágil, solo, alegre,
¡sin perder la línea!