viernes, 29 de enero de 2010
MANUEL MACHADO
Padre y Maestro, si el saber no fuera
la mejor gala de la estirpe humana,
de tu sabiduría sobrehumana
la suma gloria el mundo recibiera.
Cristiano y español, tu magisterio
hizo saber al Orbe, en maravilla,
que, mientras suena el habla de Castilla,
nunca se pone el sol en nuestro Imperio.
Eras tú, cuando toda nuestra gloria
en tu obra ingente revivir supiste;
cuando del claro ayer fuiste el espejo.
Cuando dabas lecciones a la Historia.
Y eras tú, ¡todo tú!, cuando dijiste:
"Yo guardo con amor un libro viejo."
lunes, 25 de enero de 2010
viernes, 22 de enero de 2010
LOPE DE VEGA
Pastor que con tus silbos amorosos
Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño;
Tú, que hiciste cayado de ese leño
en que tiendes los brazos poderosos,
vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño
y la palabra de seguirte empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
Espera, pues, y escucha mis cuidados;
¿pero cómo te digo que me esperes,
si estás, para esperar, los pies clavados?
lunes, 18 de enero de 2010
viernes, 15 de enero de 2010
MANUEL MACHADO
La hija callaba
y se sonreía.
Divino silencio,
preciosa sonrisa,
¿por qué estáis presentes
en la mente mía?
La venta está sola.
Maritornes guiña
los ojos, durmiéndose;
la ventera hila.
Su mercé el ventero,
en la puerta, atisba
si alguien llega. El viento
barre la campiña.
Al rincón del fuego
sentada, la hija
-soñando en los libros
de Caballerías-
con sus ojos garzos
ve morir el día
tras el horizonte.
Parda y desabrida,
La Mancha se hunde
en la noche fría.
miércoles, 13 de enero de 2010
lunes, 11 de enero de 2010
LOPE DE VEGA
Pasé la mar cuando creyó mi engaño
que en él mi antiguo fuego se templara;
mudé mi natural porque mudara
naturaleza el uso, y curso el daño.
En otro cielo, en otro reino extraño,
mis trabajos se vieron en mi cara,
hallando, aunque otra edad tanta pasara,
incierto el bien y cierto el desengaño:
el mismo amor me abrasa y atormenta
y de razón y libertad me priva.
¿Por qué os quejáis del alma que le cuenta?
¿Que no escriba, decís, o que no viva?
Haced vos con mi amor que yo no sienta
que yo haré con mi pluma que no escriba.
viernes, 8 de enero de 2010
martes, 5 de enero de 2010
MANUEL MACHADO
Es la guerra -humo y sangre- la que hizo
campo de pelear esta campaña,
la que abrió este sendero, la que baña
de rojo el holandés cielo plomizo.
Sobre este campo blando e invernizo
-ya no paisaje, fondo de la hazaña-
la gloria flota militar de España,
al viento de la suerte, tornadizo.
Arde en el fondo Breda. Su alegría
oculta el vencedor. Y el pecho fuerte
del vencido devora su amargura.
Humana flor de eterna lozanía,
por encima del odio y de la Muerte
la sonrisa de Spínola fulgura.