viernes, 28 de noviembre de 2008

MANUEL MACHADO

EL CANTAR

Cuando la gente ignore
que ha estado en el papel
y el que lo cante llore
como si fuera de él.
Copla de mis amores
cantar de mis dolores,
entonces tú serás
la copla verdadera,
la alondra mañanera,
que lejos volarás,
y en labios de cualquiera
de mí te olvidarás.

SEVILLANAS

La seguiriya gitana
es la copla de la noche
musulmana.
Ojos negros, perdición.
El Poema siempre vivo
del Amor y de la Muerte.
Voz del corazón, cautivo
de la pena y de la suerte.
Hondo treno de pasión.
Pero la copla de luz
del paraíso andaluz,
alada y primaveral;
la graciosa charlatana
que dice toda Sevilla,
es la alegre seguidilla
sevillana,
llena de sol y de sal.

lunes, 24 de noviembre de 2008

FLYING DIAMOND

viernes, 21 de noviembre de 2008

MANUEL MACHADO

PREGÓN DE FLORES

Rosas son
la frescura de los huertos
y los labios entreabiertos.
Y claveles,
los caireles
de los trajes andaluces,
con sus luces
de oro y plata.
De los nardos
en la mata.
La frescura
de la tez de Carmen, pura,
la blancura
de su bata.
Las violetas
y mosquetas
son las gracias
que se ocultan.
Tulipanes, los que exultan
senos llenos de mujer.
El oler
los jazmines
es la noche y los jardines.
Del querer
es la pena,
o la azucena.
Y los lindos
dondiegos, miramelindos,
son cantares
con achares
y piropos.
Y celos los heliotropos.
Niñas, vamos,
con las flores de mi ramo
puesto en agua,
el crujido de la enagua
y el chasquido
de los besos.
Mil olores
y colores
dan mis flores, que enamoran.
También llevo de esas flores
que devoran.

lunes, 17 de noviembre de 2008

EMBRUJO

viernes, 14 de noviembre de 2008

MANUEL MACHADO

"TONÁS" Y LIVIANAS (final)

Donde están los ojos garzos
de una morenita clara,
que se quiten los azules,
y los negros, que se vayan.
Crece el fuego con el viento;
con la noche, el padecer;
con el recuerdo, la pena;
con los celos, el querer.
La vida es un cigarrillo:
humo, ceniza y candela.
Unos lo fuman de prisa,
y algunos lo saborean.
Le he encargaíto a mi mare
que el día que yo me muera
con tu retrato me entierren
para tenerte a mi vera.
De la noche a la mañana
se me ha ido tu querer.
Agüita que se derrama
no se puede recoger.
La mujer, como el caballo,
en la casta está el valor;
buena madre, buena hija;
madre mala, hija peor.
La mar puse yo por medio
para ver si te olvidaba.
Pasé la mar... de fatigas,
y el olvido no llegaba.
El cariño y la salud
en un punto se parecen.
Nadie sabe lo que valen
hasta después que se pierden.
Tengo una copa en la mano
y en los labios un cantar,
y en mi corazón más penas
que gotas de agua el mar
y en los desiertos arena.
Si mi corazón se abriera
lo mismo que una graná,
en ca uno de sus granitos
te verías retratá.

lunes, 10 de noviembre de 2008

DROP RISK

viernes, 7 de noviembre de 2008

MANUEL MACHADO

"TONÁS" Y LIVIANAS

Mi morena fué a sacar
agüita fresca del pozo,
y el agua salió jirviendo
con la lumbre de sus ojos.
Un manojito de rosas
no tiene comparación
con la cara de mi nena
cuando se asoma al balcón.
Tú me estás dando motivo,
motivo me estás tú dando,
y yo no quiero, no quiero
hacer lo que estoy pensando.
De querer a no querer
hay un camino muy largo,
y todo el mundo lo anda
sin saber cómo ni cuándo.
Quita una pena otra pena;
un dolor, otro dolor;
un clavo saca otro clavo,
y un amor quita otro amor.
Siempre buscan el misterio
los gustitos del querer.
Amores, para ser buenos,
calladitos han de ser.
Esperar en la experiencia
es esperanza perdía,
que antes que llegue el saber
s'acabaíto la vía.

lunes, 3 de noviembre de 2008

POESÍAS

DESCONCIDOS

Para que el cuerpo oscuro comprendiera
cómo fulge el espíritu, elevé
sobre las sienes espiral altisima.
Y les dije a mis plantas: ¡ascended!
Y para que la mente no ignorara
cómo sufre la carne, un foso abrí.
Y le dije a mi espiritu: ¡desciende!
¡La materia y su angustia están ahi!
No fue jamás el cuerpo hacia las cimas.
El espíritu nunca descendió.
Dos hermanos. ¡El rostro no se vieron!
¡Y el infierno bramaba entre los dos!

EL ÁRBOL QUE NO AMA

Así: vara gramínea que trunca se rompe.
Así: mujer yacente sobre unos fríos paños.
Amor no me inclinaba a rozar tus mejillas
con mis dedos arbóreos.
Los hombres-árboles ignoramos el amor. y soy costra,
raíces, carnario ranúnculo.
Amor no fue. Un instinto vegetal solamente.
Una vaga conciencia de roble flexionándose
sobre algo que fue suyo: las hojas, la seca semilla.
Así rocé tu cuerpo, su lumbre de extinguidos relámpagos,
de rescoldos distantes.
Y te amé, subyacente, como el árbol que no ama.

DOLOR DE ALMA