viernes, 3 de junio de 2011

ANTONIO MACHADO

Desde mi ventana,
¡campo de Baeza,
a la luna clara!
¡Montes de Cazorla,
Aznaitín y Mágina!
¡De luna y de piedra
también los cachorros
de Sierra Morena!
Sobre el olivar,
se vio a la lechuza
volar y volar.
Campo, campo, campo.
Entre los olivos,
los cortijos blancos.
Y la encina negra,
a medio camino
de Úbeda a Baeza.
Por un ventanal,
entró la lechuza
en la catedral.
San Cristobalón
la quiso espantar,
al ver que bebía
del velón de aceite
de Santa María.
La Virgen habló:
Déjala que beba,
San Cristobalón.
Sobre el olivar,
se vio a la lechuza
volar y volar.
A Santa María
un ramito verde
volando traía.
¡Campo de Baeza,
soñaré contigo
cuando no te vea!
Dondequiera vaya,
José de Mairena
lleva su guitarra.
Su guitarra lleva,
cuando va a caballo,
a la bandolera.
Y lleva el caballo
con la rienda corta,
la cerviz en alto.
¡Pardos borriquillos
de ramón cargados,
entre los olivos!
¡Tus sendas de cabras
y tus madroñeras,
Córdoba serrana!
¡La del Romancero,
Córdoba la llana!
Guadalquivir hace vega,
el campo relincha y brama.
Los olivos grises,
los caminos blancos.
El sol ha sorbido
al calor del campo:
y hasta tu recuerdo
me lo va secando
este alma de polvo
de los días malos.

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