miércoles, 9 de diciembre de 2009

MANUEL MACHADO

LA INFANTA MARGARITA (Velazquez)

Como una flor clorótica el semblante,
que hábil pincel tiñó de leche y fresa,
emerge del pomposo guardainfante,
entre sus galas cortesanas presa.
La mano - ámbar de ensueño - entre los tules
de la falda desmáyase, y sostiene
el pañuelo requísimo, que viene
de los ojos atónitos y azules.
Italia, Flandes, Portugal. Poniente
sol de la gloria, el último destello
en sus mejillas infantiles posa.
Y corona no más su augusta frente
la dorada ceniza del cabello,
que apenas prende el leve lazo rosa.

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