viernes, 6 de noviembre de 2009

MANUEL MACHADO

FELIPE IV

Nadie más cortesano ni pulido
que nuestro rey Felipe, que Dios guarde,
siempre de negro hasta los pies vestido.
Es pálida su tez, como la tarde.
Cansado el oro de su pelo undoso,
y de sus ojos, el azul, cobarde.
Sobre su augusto pecho generoso
ni joyeles perturban, ni cadenas
en negro terciopelo silencioso.
Y en vez de cetro real, sostiene apenas,
con desmayo galán, un guante de ante
la blanca mano de azuladas venas.

No hay comentarios: