viernes, 19 de septiembre de 2008

MANUEL MACHADO

SEGUIRIYAS GITANAS (continuación y final)

Yo sentí el crujío
del cristalito fino que se rompe
del calor al frío.
Maresita'r Carmen,
guiarme los pasos,
pa que me aparte de la mala senda
que vengo pisando.
Las que se publican
no son grandes penas.
Las que se callan y se llevan dentro
son las verdaderas.
Rosita y mosquetas,
claveles y nardos,
en sus andares la mi compañera
los va derramando.
Negra está la noche,
sin luna ni estrellas.
A mí alumbraban los ojitos garzos
de mi compañera.
La persona tuya
es lo que y quiero.
Tenerte en mis brazos, mirarme en tus ojos
y comerte a besos.
En los caracoles,
mare, de tu pelo,
se me ha enredado el alma, y la vida,
y el entendimiento.
Horas de alegría
son las que se van.
Que las de pena se quedan y duran
una eternidad.
Cuéntame tus penas,
te diré las mías.
Verás cómo al rato de que estemos juntos
todas se te olvidan.
Estando contigo,
que vengan fatigas.
Puñalaítas me dieran de muerte,
no las sentiría.
La quiero, la quiero,
¿qué le voy a hacer?.
Para apartarla de mi pensamiento
no tengo poder.
¡Vaya un amarguito
tan dulce que tienen
los ojos azules que tanto me gustan,
que tanto me ofenden!
Sin verte de día,
serrana, no vivo.
Y luego, a la noche, me quitas e sueño,
o sueño contigo.
Compañera mía,
tan grande es mi pena
que el sol, cuando sale, con tanta alegría
no me la consuela.
¡Mírame, gitana,
mírame, por Dios!
Con la limosna de tus ojos negros
me alimento yo.




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