viernes, 10 de agosto de 2018

RAMÓN DE CAMPOAMOR


   «La del enlutado manto,


la de la toca de encaje,


la de mil hombres encanto,


¿cuánto va a que no es tan santo


tu pecho como el ropaje?


   En vano ocultarnos trata


de tus ojos los destellos


el lienzo que te recata;


y por Dios que son, beata,


para ser santos, muy bellos.


   Sobre tu nevado seno


pesa la cruz de un rosario,


y aunque humilde «nazareno»


muriera de gozo lleno


en tan hermoso calvario».

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