viernes, 18 de marzo de 2016

ANTONIO MACHADO

VARIA

Pegasos, lindo pegasos,
caballitos de madera.

Yo conocí, siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.
En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.
¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!

Deletreos de armonía
que ensaya inexperta mano.
Hastio. Cacofonía
del sempiterno piano
que yo de niño escuchaba
soñando, no sé con qué,
con algo que no llegaba,
todo lo que ya se fue.

No hay comentarios: