jueves, 1 de octubre de 2015

ANTONIO MACHADO

PROVERBIOS Y CANTARES

Tres palabras suenan
al fin de tres sueños
y las tres desvelan.
Es la primera tu nombre;
la segunda, el nombre de ella.
Te daré más que me pidas
si me dices la tercera.

Ya de un tiempo heracliano
parece apagado el fuego.
Aún lleva un ascua en la mano.

Enemigo
que por el amor me hieres,
brazo de Dios, ¡Dios contigo!
Mas dejemos
abstrusas filosofías.
Añoremos
-en esta Hesperia de Europa-
¡oh hermanos!, los viejos días
de un siglo de masa y tropa,
y de suspiros amargos,
y de pantalones largos,
y de sombreros de copa.
Siglo struggle-for-lifista,
cucañista,
boxeador más que guerrero,
del vapor y del acero.
Siglo disperso y gregario,
de la originalidad;
siglo multitudinario
que inventó la sociedad.
Bajo el pintado carmín,
tuvo salud y alegría;
bajo la máscara fría,
fue el candor al esplín.
Siglo que olvidó a Platón
y lapidó al Cristo vivo.
Wagner, el estudiantón,
le dio su homúnculo activo.
Azotado y errabundo,
sensible y sensacional,
tuvo una fe: la esencial
acefalía del mundo.

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