viernes, 31 de mayo de 2013

ANTONIO MACHADO

¡Oh, claro, claro, claro!
Ya están los centinelas
alertos. ¡Y esta fiebre
que todo me lo enreda!
Pero a un hidalgo no
se ahorca; se degüella,
señor verdugo. ¿Duermes?
Masón, masón, despierta.
Nudillos infantiles
y voces de muñecas.
¡Tan-tan! ¿Quién llama, di?
-¿Se ahorca a un inocente
en esta casa?
-Aquí
se ahorcal, simplemente.

No hay comentarios: