viernes, 9 de diciembre de 2011

ANTONIO MACHADO

Es la parda encina
y el yermo de piedra.
Cuando el sol tramonta,
el río despierta.
¡Oh montes lejanos
de malva y violeta!
En el aire en sombra
sólo el río suena.
¡Luna amoratada
de una tarde vieja,
en un campo frío,
más luna que tierra!

Soria de montes azules
y de yermos de violeta,
¡cuántas veces he soñado
en esta florida vega
por donde se va,
entre naranjos de oro,
Guadalquivir a la mar!

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