Una noche de verano.
El tren hacia el puerto va,
devorando aire marino.
Aún no se ve el mar.
Cuando lleguemos al puerto,
niña, verás
un abanico de nácar
que brilla sobre el mar.
A una japonesa
le dijo Sokán:
con la blanca luna
te abanicarás,
con la blanca luna,
a orillas del mar.
jueves, 11 de agosto de 2011
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