viernes, 5 de noviembre de 2010

ANTONIO MACHADO

Ya noto, al paso que me torno viejo,
que en el inmenso espejo,
donde orgulloso me miraba un día,
era el azogue lo que yo ponía.
Al espejo del fondo de mi casa
una mano fatal
va rayendo el azogue, y todo pasa
por él como la luz por el cristal.

Nuesto español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
El vacío es más bien en la cabeza.

Luz del alma, luz divina,
faro, antorcha, estrella, sol.
Un hombre a tientas camina;
lleva a la espalda un farol.

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