En preguntar lo que sabes
el tiempo no has de perder.
Y a preguntas sin respuesta
¿quién te podrá responder?
El hombre, a quien el hambre de la rapiña acucia,
de ingénita malicia y natural astucia,
formó la inteligencia y acaparó la tierra.
¡Y aún la verdad proclama! ¡Supremo ardid de guerra!
miércoles, 5 de mayo de 2010
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