miércoles, 22 de julio de 2009

MANUEL MACHADO

ARS MORIENDI

Morir es. Una flor hay en el sueño
que al despertar ya no está en nuestras manos
de aromas y colores umposibles.
Y un día sin aurora la cortamos.
Dichoso es el que olvida
el porqué del viaje,
y en la estrella, en la flor, en el celaje,
deja su alma prendida.
Y yo había dicho: ¡Vive!
Es decir: ama y besa,
escucha, mira, toca,
embriágate y sueña.
Y ahora suspiro: ¡Muere!
Es decir: calla, ciega,
abstente, para, olvida,
resígnate y espera.
Lleno estoy de sospechas de verdades
que no me sirven ya para la vida,
pero que me preparan dulcemente
a bien morir.
El cuerpo joven, pero el alma helada,
sé que voy a morir, porque no amo
ya nada.

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