jueves, 12 de marzo de 2009

MANUEL MACHADO

LA FIESTA NACIONAL (continuación)

Un montón
de correas y de astillas,
y de carne palpitante
y sangrante.
Un fracaso de costillas
con estruendo.
Correajes perforados
y hebillajes
destrozados.
Sangre en tierra.
Polvo, un grito. ¡Una ovación!
Sobre la arena, roja
de sol y sangre, en confusión de rotos
arreos y correas,
derribados se agitan entre el polvo
caballo y picador. Y al palpitante
montón convulso el toro
asesta, rebramando,
el duro cuerno hasta la cepa rojo.
Y encuentra en el camino
nada, la orla de un capote, sólo
una figura esbelta que se esquiva
jugando con su enojo.
Que se esquiva elegante,
dejando desde el hombro
pender la rica seda. Y paso a paso
la sigue ciego, absorto,
hasta parar rendido,
el duro cuerno hasta la cepa rojo.
Y la paz es un charco
de sangre mala y negra
y aquellos dientes fríos y amarillos.
Un azadón, un esportón de tierra
y aquel montón de arreos
que, como cosa muerta,
junto del jaco muerto
están sobre la arena.

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