martes, 29 de abril de 2008

FRANCISCO DE QUEVEDO

A UNA NARIZ
Érase un hombre a una nariz pegado;
érase una nariz superlativa;
érase una nariz sayón y escriba;
érase un pez espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado;
érase una alquitara pensativa;
érase un elefante boca arriba;
era Ovidio Nasón más naridado.

Érase el espolón de una galera;
érase una piramíde de Egipto;
las doce tribus de narices era.

Era un naricísimo infinito,
muchísima nariz, nariz ta fiera
que en la cara de Anás fuera delito.

No hay comentarios: