viernes, 27 de enero de 2017

FRANCISCO DE QUEVEDO


Faltar pudo su patria al grande Osuna,
pero no a su defensa sus hazañas;
diéronle muerte y cárcel las Españas,
de quien él hizo esclava la fortuna.
Lloraron sus envidias una a una
con las propias naciones las extrañas;
su tumba son de Flandes las campañas,
  y su epitafio la sangrienta luna.
En sus exequias encendió el Vesubio
Parténope, y Trinacria al Mongibelo;
el llanto militar creció en diluvio.
Diole el mejor lugar Marte en su cielo;
La Mosa, el Rhin, el Tajo y el Danubio
murmuran con dolor su desconsuelo.

jueves, 19 de enero de 2017

BARBILLON


viernes, 13 de enero de 2017

LUIS DE GONGORA


La más bella niña
de nuestro lugar,
hoy viuda y sola
 y ayer por casar,
viendo que sus ojos
 a la guerra van,
 a su madre dice
que escucha su mal:
Dejadme llorar
Orillas del mar.

Pues me disteis, madre,
en tan tierna edad
tan corto el placer,
tan largo el penar,
 y me cautivasteis
de quien hoy se va
 y lleva las llaves
de mi libertad,
Dejadme llorar
Orillas del mar.

En llorar conviertan
mis ojos de hoy más
el sabroso oficio
del dulce mirar,
pues que no se pueden
mejor ocupar
yéndose a la guerra
quien era mi paz.
Dejadme llorar
Orillas del mar.

No me pongáis freno
ni queráis culpar;
que lo uno es justo,
lo otro por demás.
si me queréis bien
no me hagáis mal;
harto peor fuera
morir y callar.
Dejadme llorar
Orillas del mar.

Dulce madre mía,
¿quién no llorará,
aunque tenga el pecho
como un pedernal,
 y no dará voces
viendo marchitar
los más verdes años
de mi mocedad?
Dejadme llorar
Orillas del mar.

Váyanse las noches,
pues ido se han
los ojos que hacían
los míos velar;
váyanse, y no vean
tanta soledad
después que en mi lecho
sobra la mitad.
Dejadme llorar
Orillas del mar.

jueves, 5 de enero de 2017

AMERICAN PHAROA