Pura, encendida rosa, Émula de la llama Que sale con el día, ¿Cómo naces tan llena de alegría Si sabes que la edad que te da el cielo Es apenas un breve y veloz vuelo? Y no valdrán las puntas de tu rama Ni tu púrpura hermosa A detener un punto La ejecución del hado presurosa. El mismo cerco alado, Que estoy viendo riente, Ya temo amortiguado, Presto despojo de la llama ardiente. Para las hojas de tu crespo seno Te dio Amor de sus alas blandas plumas, Y oro de su cabello dio a tu frente. ¡Oh fiel imagen suya peregrina! Bañóte en su color sangre divina De la deidad que dieron las espumas; Y esto, purpúrea flor, y esto ¿no pudo Hacer menos violento el rayo agudo? Róbate en una hora, Róbate licencioso su ardimiento, El color y el aliento; Tiendes aun no las alas abrasadas, Y ya vuelan al suelo desmayadas. Tan cerca, tan unida Está al morir tu vida, Que dudo si en sus lágrimas la aurora Mustia tu nacimiento o muerte llora. |
viernes, 19 de agosto de 2016
FRANCISCO DE RIOJA
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