viernes, 29 de agosto de 2014

FAST CANARY


viernes, 22 de agosto de 2014

ANTONIO MACHADO

A LA MANERA DE JUAN DE MAIRENA
Apuntes para una geografía emotiva de España

¡Torreperogil!
¡Quién fuera una torre, torre del campo
del Guadalquivir!

Sol en los montes de Baza.
Mágina y su nube negra.
En el Aznaitín afila
su cuchillo la tormenta.

En Garciez
hay más sed que agua;
en Jimena, más agua que sed,

¡Qué bien los nombres ponía
quien puso Sierra Morena
a esta serranía!

En Alicún se cantaba:
Si la luna, sale
mejor entre los olivos
que en los espartales.

Y en la Sierra de Quesada;
Vivo en pecado mortal:
no te debiera querer;
por eso te quiero más.

Tiene una boca de fuego
y una cintura de azogue.
Nadie la bese.
Nadie la toque.
Cuando el látigo del viento
suena en el campo:¡amapola!
(como llama que se  apaga
o beso que no se logra)
su nombre pasa y se olvida.

Por eso nadie la nombra.
Lejos, por los espartales,
más allá de los olivos,
hacia las adelfas
y los tarayes del río,
con esta luna de la madrugada,
¡amazona gentil del campo frío!

jueves, 14 de agosto de 2014

DUST WHIRL


miércoles, 13 de agosto de 2014

ANTONIO MACHADO

Del juglar mediativo
quede el ínclito ideario
para el alba que aún no ría;
y el muñeco estrafalario
del retablo desafíe
con su gesto al son gregario.
Hiedra y parra. Las paredes
de los huertos blancas son.
Por calles de Sal-Si-Puedes
brillan balcón y balcón.
Todavía, ¡oh don Abel!,
vibra la campanería
de la tarde, y un clavel
te guarda Rosa María.
Todavía
se oyen entre los cipreses
de tu huerto y laberinto
de tus calles-eses y eses,
trenzadas, de vino tinto-
tus pasos; y el mazo suena
que en la fragua de un instinto
blande la razón serena.
De tu logos variopinto,
nueva ratio,
que el ancla en agua y viento,
buen cimiento
de tu lírico palacio.
Y cuajado en piedra el fuego
del amante
(Amor bizco y Eros ciego),
brilla el sol como diamante.

viernes, 8 de agosto de 2014

DUNNBOINEE


viernes, 1 de agosto de 2014

ANTONIO MACHADO

CANCIONERO APÓCRIFO
Juan de Mairena
Mairena a Martín, muerto

Maestro, en tu lecho yaces,
en paz con Ella o con Él.
¿Quién sabe de últimas paces,
don Abel?
Si con Ella, bien colmada
la medida,
dice, quieta, en la almohada
tu noble cabeza hundida.
Si con Él, que todo sea
-donde sea- quieto y vivo,
el ojo en superlativo,
que mire, admire y se vea.