viernes, 27 de julio de 2012

ANTONIO MACHADO

Algunos desesperados
sólo se curan con soga;
otros con siete palabras:
la fe se ha puesto de moda.

Creí mi hogar apagado,
y revolví la ceniza.
Me quemé la mano.

¡Reventó de risa!
¡Un hombre tan serio!
Nadie lo diría.

Que se divida el trabajo:
los malos unten la flecha;
los buenos tiendan el arco.

Como don San Tob,
se tiñe las canas,
y con más razón. 

Por dar al viento trabajo,
cosía con hilo doble
las hojas secas del árbol.

Sentía los cuatro vientos,
en la encrucijada
de su pensamiento.

¿Conoces los invisibles
hiladores de los sueños?
Son dos: la verde esperanza
y el torvo miedo.
Apuesta tienen de quién
hile más y más ligero,
ella, su copo dorado;
él, su copo negro.
Con el hilo que nos dan
tejemos, cuando tejemos.

Siembra la malva:
pero no la comas,
dijo Pitágoras.
Responde al hachazo
-ha dicho el Buda ¡y el Cristo!-
con tu aroma, como el sándalo.
Bueno es recordar
las palabras viejas
que han de volver a sonar.

viernes, 20 de julio de 2012

ORINWAY


viernes, 13 de julio de 2012

ANTONIO MACHADO

Autores, la escena acaba
con un dogma de teatro:
En el principio era la máscara.

Será el peor de los malos
bribón que olvide
su vocación de diablo.

¿Dijiste media verdad?
Dirán que mientes dos veces
si dices la otra mitad.

Con el tú de mi canción
no te aludo, compañero;
ese tú soy yo.

Demos tiempo al tiempo:
para que el vaso rebose
hay que llenarlo primero.

Hora de mi corazón:
la hora de una esperanza
y una desesperación.

Tras el vivir y el soñar,
está lo que más importa:
despertar.

Le tiembla al cantar la voz.
Ya no le silban sus coplas,
que silba su corazón.

Ya hubo quien pensó:
Cogito ergo non sum.
¡Qué exageración!

Conversación de gitanos:
- ¿Cómo vamos, compadrito?
- Dando vueltas al atajo.